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Mostrando entradas de enero, 2021

Nada es igual que ayer.

 Desde hace quince Lunas paso cada día por una casa en ruinas y, aunque a simple vista pudiera decir que es siempre la misma, estaría completamente equivocada. Nada es igual que ayer, siquiera nosotros. La flor que hoy yace marchita por el invierno, no es la misma que explotó en vida la primavera pasada. Pero, esa flor volverá a surgir; vivirá y dentro de unos meses sus colores volverán a cautivarme. Sin embargo, no será la misma. Lo mismo pasa con las grullas que migran cuando llega el frío. Cuando llega noviembre sabemos que, tarde o temprano, aparecerán. Sabemos que volverán en primavera y que sus cantos nos acompañaran durante varias noches. Sabemos que pasarán, e incluso nos asomaremos al balcón para verlas volar; son magníficas.  Sentiremos que las conocemos, pero no son las mismas que vimos volar antaño, aunque lo sean.

A fuego lento...

Creo que las personas evolucionamos pero nunca perdemos esa esencia que nos caracteriza desde pequeños. Nuestro carácter se moldea según las cosas que nos tocan vivir, nuestros pensamientos cambian, y nuestra forma de vivir muta según nos conviene. Pero eso, esa cualidad que nos hace únicos, permanece dentro de nosotros eternamente. Incluso perdura una vez que nos hemos ido y se queda a vivir en el corazón de las personas que nos amaron; en el corazón de las personas que se cruzaron con nosotros en un momento determinado y algo que dijimos, o hicimos, se grabó a fuego lento en sus entrañas.