Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2014

Ese adiós que nunca quise escuchar.

El viento atizaba con fuerza mi cabello, las gotas de agua que venían del techo de la Tierra mojaban mis mejillas, aunque apenas se diferenciaban de las lágrimas que estaba derramando en ese momento. Iba corriendo por la ciudad como un niño que persigue su felicidad camuflada en forma de globo. No tenía ganas de  nada, unas horas antes mi vida se había desvanecido por completo. -Adiós, no puedo seguir contigo. Esas palabras me habían matado por dentro aunque poco a poco el dolor también se notaba por fuera. ¿Qué iba a hacer ahora yo? La persona que estabilizaba todos mis estados de ánimo había decidido irse por alguna razón que yo desconocía. Me sentía muy mal, no entendía en qué había podido equivocarme esa vez. Había conocido a gente que decía que un adiós solo duele cuando sabes que nunca más vas a volver a decir "hola." pero se equivocaban. Cuando quieres a alguien la simple idea de perderle, te rompe. Mi cabeza decía que quizá solo era un "hasta luego", per
¿Para qué levantar si vamos a volver a caer? ¿Para qué respirar si al final, vamos a morir? ¿Para qué vamos a intentarlo si no va a servir para nada? Estas preguntas solía hacérmelas todos los días, pero no encontraba respuestas. Me ha costado noches y noches caer en una solución que no fuera ridícula.  Pero como siempre, yo resuelvo con otra pregunta ¿Por qué estamos vivos nosotros? Creo que no nacemos al azar, que todos nuestros defectos y nuestra virtudes, que todos los golpes que nos damos, que todas las alegrías, las penas, están premeditadas. ¿Por quién? No lo sé, pero si estamos ¿Por qué no hacemos algo de provecho? Si no fuéramos tan egoístas, lo haríamos por los que todavía tienen que nacer, por facilitarles la vida, para que no tengan que pasar por lo mismo que hemos pasado nosotros. Quizá es una estupidez, pero fijaos, todos tenemos algo que no tiene el resto de la gente, algo que nos hace diferente, y si todos usáramos las virtudes y aprendiéramos de los defectos, puede

"El verdadero amor."

Era un viernes corriente de invierno, las calles estaban casi tan blancas como las nubes, el termómetro marcaba menos cero, aunque yo tenía la sensación de que no hacía tanto frío, quizá porque llevaba unos cuantos cafés encima. Me dirigía al centro de la ciudad, en busca de mi cita perdida. Hacía muchos años que no veía a ese chico, hacía tanto que ni siquiera recordaba el tacto de su piel. Recuerdo que cuando me fui a la universidad, todo lo que teníamos se perdió, o al menos, eso pensaba yo. Por mi parte al menos, hubo otras personas, pero nadie me llenaba tanto como él,  nadie me conocía tan bien, nadie se fijó en mis diferentes sonrisas, nadie consiguió hacerme tan feliz. Bueno, entre tantos pensamientos había llegado a mi destino, y él estaba sentado ahí, en el mismo banco de siempre. La verdad es que tenía que estar congelado porque como era de esperar, solo lleva una chaqueta.  -Anda,¡mira quién está aquí! - Dijo un poco nervioso.  -¿Creías que me iba a perder verte congel

Me enamoré de ti.

Era un frío miércoles de abril, un tal 2011, ¿recuerdas?, fuimos a Madrid con el instituto y mientras iban pasando las horas tú y yo nos acercábamos más. La verdad es que hacía ya unos cuantos años que éramos diferentes, que tus problemas eran mis problemas y tú hacías lo imposible por verme sonreír, pero ese día me enamoré de ti. Recorrimos las calles de Madrid cogidos de la mano, como dos enamorados, fuimos a ver el musical de los cuarenta y de paso, Faunia, pero no me separé ni un segundo de ti. A la vuelta, dormí por primera vez entre tus brazos, pegada a tu pecho escuchando los latidos de tu corazón, estaban acelerados, parecías nervioso. Al día siguiente dijiste que no podías olvidar lo bien que lo habías pasado conmigo y que te gustaría ser algo más que mi amigo. Yo me moría de ganas de ser ese algo más al que te referías, pero me dio tanto miedo que perdiéramos lo poco que teníamos que no supe contestarte. Te pedí tiempo y tú me lo diste, aunque sabías de sobra que iba a ser u