Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2018

Me pasa la vida.

Dicen que reconocer que nos pasa algo, es el primer paso para solucionarlo. Bien, me pasa la vida. La vida que hoy tengo y puede que en un segundo, deje de tener. Quizá tenga la suerte de vivir cien años más, o quizá mañana deje de existir. Me pasa que no hay tiempo. Que vivo, y vivo mucho. Pero no doy a basto. Necesito siete mil vidas más para ser la persona que quiero ser. ¿Qué debo elegir? ¿qué camino he de seguir? No puedo detenerme, necesito seguir viviendo. Hago, actúo, y pocas veces paro. La naturaleza guía mi ritmo. A veces me canso, pero mi instinto me recuerda que no hay tiempo. Que, a veces, es ahora o nunca.

Dejar ir.

Te suelto, aunque soltarte sea soltarme también. Eres libre, pero tienes la puerta abierta, por si un día decides volver. Quizá nunca podamos volver a ser dos, pero tenemos un pasado que nos unirá los días más fríos de invierno.

Era yo la que sangraba

Confundías amor con poesía, y decías que nada era lo que parecía. Me mirabas y pedías que dejara de ser fría, que tus brazos querían compañía. Yo, dejaba el hielo a un lado, y era fuego cuando te rozaba. Abrazaba cada uno de tus sueños, mataba, cualquier cosa que pudiera hacerte daño. Fíjate, todavía conservo tu calor y, de vez en cuando, siento tus brazos cuando estoy temblando. Y te quería... claro que lo hacía. Te quería como nunca me he querido a mí. Y me dolías... porque cuando a ti te herían, era yo la que sangraba. Y ahora que no estás, las heridas siguen abiertas, y te juro que no dejo de sangrar... De sangrar huracanes de palabras, nunca dichas. Necesito puntos de sutura, que me digan de una vez, si sigues siendo mi bala perdida.

Cómo pedir perdón...

A veces no podemos hacer otra cosa que pedir perdón. Perdón por no haber estado ahí, por no haber sabido leer entre líneas. Por no haberme dado cuenta antes. Perdón por no decir "te quiero", por no abrazarte un poco más fuerte la última vez que te vi. Perdón por no ser mi mejor versión. Perdón por no reír lo suficiente, y por contestarte siempre como si ya tuvieras que saber la respuesta, como si tuvieras que saberlo todo. Perdón por no estar a la altura, por prometer cosas que sabía que no iba a poder cumplir, por añadirle siempre dos puntos a tus puntos finales. Perdón. Perdón por no haberte dejado llorar, por no quedarme para secarte las lágrimas. Perdón por huir cuando todo se pone difícil. Perdón por no darte la mano y ayudarte a cruzar todos los puentes que iban a llevarte a tu destino. Perdón por cerrarte las puertas, Por abrirte las ventanas, y dejar que la corriente refrescara tu mente. Perdón por haberte querido a

Otros labios

Debemos decir lo que sentimos, pues sólo así sabremos si el amor es correspondido.

Ojalá creas en ti.

Puede que querer no sea poder, ni que creer ayude a conseguir lo que deseamos. Pero si tenemos una motivación, es mucho más fácil alcanzar nuestras metas.

La memoria está en las manos.

Dice Pedro Salinas, que la memoria está en las manos. No puedo estar más de acuerdo con él. Hoy he dado un pequeño paseo por mi ciudad natal: Tarazona. Las calles están cargadas de tanta historia... Al fin y al cabo... fue fundada el siglo I a.C. Cada piedra que yo toco, fue colocada por otras manos. Construcciones inmensas, pequeños detalles. Los toco, toco, toco, y lo que toco ya ha sido tocado antes. ¿Cuántas manos pasarán por el mismo lugar? La memoria está en el tacto, como el tacto de tu piel, que se grabó a fuego entre mis dedos el primer día que nuestros labios decidieron bailar juntos. La memoria está en las manos. Manos que siguen buscando la tuya cuando salgo a pasear. Te has perdido,  y yo no quiero encontrarme sin ti. Por mí y por todos mis amigos, cuando éramos niños perdernos era mucho más divertido, pues sabíamos que al final, volveríamos a encontrarnos. Pero sé que nuestra niñez vive dentro de nosotros, así que en esta partida de escondite te p

Supongamos que...

Supongamos que hubieras dicho más veces  te quiero a aquella persona que quisiste. Supongamos también que le hubieras abrazado un poquito más fuerte la última vez que le viste. ¿Qué hubiera pasado? ¿La vida sigue su curso sin importarle lo que hagamos, o nos tiene un poco de respeto? Cuando cierro los ojos, todavía puedo ver cada una de tus cicatrices, todavía puedo sentir tu ternura, tus sueños, tu risa. ¿Qué nos pasa a los humanos que huimos de lo que podría hacernos felices? ¿Por qué preferimos salir corriendo en vez de hacernos cargo de lo que sentimos? Creo que son demasiadas preguntas, y que sólo hay una respuesta: TENEMOS MIEDO Miedo a que alguien nos rompa el corazón y ya no quede sangre en nuestras venas después de otra decepción. Miedo a lo desconocido. Miedo a lo que todavía está por suceder. Miedo  a lo que sea, pero miedo. SUPONGAMOS QUE... Que ese miedo se enamora. Que ese miedo tiene miedo de otros miedos. Que ese miedo se enfrenta a sí

Dejar paso al vivir

A veces se nos olvida que debemos vivir la vida. Parece una ironía, ¿verdad? Pero si nos paramos en mitad de la calle y echamos un vistazo a las personas que pasan a nuestro lado, ¿las vemos felices? Dada mi experiencia no. Vamos y venimos, como cuerpos sin vida; vacíos. Sin ilusión por el día que tenemos por delante. Un día detrás de otro. Un paso detrás de otro. Pero, ¿dónde está la magia de romper con lo establecido? ¿De dejarnos llevar? Ojalá todos dejásemos que todo fluyera, sin miedo a lo que esté por venir. Ojalá nos animásemos a ir un poco más allá, a atrevernos a hacer algo más de lo que hacemos. Ojalá nos quisiéramos lo suficiente como para no quedarnos con las ganas de decirnos cualquier cosa. Ojala. Pero no. Ni siquiera pensando en esto, soy capaz de vivir la vida al cien por cien, pues siento que hay algo que me frena. ¿Qué es? ¿No seré yo misma? ¿No será mi cordura? ¿Mi consciencia? ¿Seré capaz de vivir algún día?

un bonito recuerdo.

Cuando todo esto pase, cuando el cielo calme, las ganas de quererte. Cuando todo sea claro, y nada duela dentro. Cuando no haya dos sin tres, y uno a veces sobre. Cuando la noche sea clara, y la Luna grite tu nombre. Cuando a la lluvia le crezcan los sueños; y el sol se apague al verte. Cuando quiera sentirte de nuevo, y en sueños deje de amarte, solo entonces cambiaré de libro, y la página en la que estoy se convertirá en un bonito recuerdo.