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Mostrando entradas de julio, 2016

Fantasía o realidad.

Ojalá la vida nos importase más que la muerte; ojalá el amor triunfara por encima del rencor. Ojalá mirásemos al de al lado, y no hiciésemos otra cosa que hacerle sonreír. Ojalá no se matara por demostrar superioridad; por una creencia, por un ideal. Ojalá todos entendiésemos que somos lo que somos por nacer donde hemos nacido, pero que podríamos haber nacido en otro sitio. Ojalá todos nos quisiéramos. Ojalá todos fuésemos un poco más felices cada día. Ojalá supiésemos que nada es real; que todo acabará. Ojalá dejásemos de tener miedo. Ojalá viviésemos. Dicen que si todos ayudamos a una persona, estamos cambiando el mundo. Pero, ¿qué es cambiar el mundo? ¿Cómo hay que cambiarlo? Lo que para mí es ideal, para ti puede ser un infierno. Lo que a mí me hace feliz, a ti puede dolerte. Lo que yo considero algo bueno, es considerado malo por millones de personas. Entonces, ¿cuál debería ser el objetivo final? Aquí, en Occidente, lo bueno, lo superior... se representa como algo bla

Echa pedazos.

-Estoy echa pedazos -decía. -No puedo más -repetía. Ella siempre decía que no tenía motivos por los que seguir. Ella nunca podía dormir; quería quedarse despierta para arrepentirse de todos sus errores. De hecho, creía que nunca hacía nada bien. Es más, estaba perdida. Estaba rota; era una persona cortante; cuyos trozos de cristal querían clavarse en su corazón...

Ella.

Ella comenzó siendo la niña más tímida del planeta, pero acabó siendo la chica más impresionante del universo. Ella era la mejor amiga de todos sus amigos, e incluso aprendió a ser también la suya. Ella era fría, pero sabía demostrar lo que sentía, sabía elegir con quién abrirse y a quién decirle lo mucho que le quería. Ella, no tenía miedo a decir que lo sentía, ni tampoco a decir lo que sentía. No tenía miedo a la vida, porque no le daba miedo morir. Ella vivía, vivía cada instante como si fuese el último, y así aprendió a ser feliz. Ella era luz, cuando todo lo demás estaba oscuro. Ella era ella, y  nadie tenía la suficiente fuerza como para hundirla y robarle su identidad. Ella, me hacía sonreír, porque me abrazaba en cada noche de melancolía. Ella, siempre ayudaba a todo el mundo, aunque nadie le pidiera ayuda. Era la hija perfecta, la nieta perfecta, la novia perfecta. Siempre competía y ganaba prácticamente todas las competiciones. Ella siempre conseguía lo que quería,