Creo que las personas evolucionamos pero nunca perdemos esa esencia que nos caracteriza desde pequeños.
Nuestro carácter se moldea según las cosas que nos tocan vivir, nuestros pensamientos cambian, y nuestra forma de vivir muta según nos conviene.
Pero eso, esa cualidad que nos hace únicos, permanece dentro de nosotros eternamente. Incluso perdura una vez que nos hemos ido y se queda a vivir en el corazón de las personas que nos amaron; en el corazón de las personas que se cruzaron con nosotros en un momento determinado y algo que dijimos, o hicimos, se grabó a fuego lento en sus entrañas.
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