¿Recuerdas todas nuestras promesas? ¿Dónde están ahora? Realmente, no sé cómo olvidar el daño que me hiciste. No sé cómo ignorar el desengaño que sufrí. Creí en ti, creí como nunca, y me fallaste, como siempre. Mantuve la esperanza de que hubieses cambiado, de que estuvieses arrepentido y quisieras demostrarme cómo eras de verdad. Pero me equivoqué. Y lo estoy pagando. Lo siento. Siento haberlo dado todo por ti. Siento haber estado ahí cuando nadie más estaba. Siento haber estado tan por encima de tus capacidades. Aunque, he de agradecerte, en parte, el haberme abierto los ojos, y así ahorrarme tiempo perdido junto a ti. Porque yo, cuando prometo algo, quiero cumplirlo. Cuando digo algo, lo digo en serio.... pero parece que tú eres todo lo opuesto a mí. Parece que nunca dijiste nada de verdad y, ¿Sabes una cosa? Soy feliz. Ahora, porque no tengo que seguir aguantando tus tonterías. Realmente quise ayudarte. Quise que fueras feliz, y quise ser lo que llegamos a ser un
Escribe sobre lo que conoces... inmortaliza lo que sientes.