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Mostrando entradas de octubre, 2022

A veces... pienso en ti.

 A veces pienso en ti y se me olvida que no estás. Cuando la realidad golpea a mi mente es como si un cuchillo me atravesara el corazón, ¿Cómo puede ser verdad si hasta hace poco era tu risa la que me hacía reír a mí? ¿Cómo puede ser verdad si hasta ayer mismo tu fuerza podía conquistar el mundo entero? ¿Cómo puede ser verdad? No hay respuesta válida para esa pregunta, pues decir que es ley de vida es como decir que esa ley no es una daga impregnada en veneno mortal, pues tu ausencia, créeme, es estar cayendo al vacío sin llegar a caer. Es estar constantemente en equilibrio. A veces pienso en ti. Quiero contarte cómo estoy, enviarte una foto o mostrarte un vídeo. Quiero que tú me cuentes cómo está el mundo. Quiero escucharte tan revolucionario. Quiero escucharte, aunque solo sea un momento. A veces pienso en ti y creo que voy a enloquecer. ¿Cómo diablos puede ser verdad? Nada tiene sentido.  A veces... A veces, no. Siempre pienso en ti. Pero cuando pienso que no estás... siento que yo

Un refugio en las palabras.

Hay quien dice que no hay refugio en las palabras. Sin embargo, yo creo que son las palabras el mejor escudo posible, así como, mal empleadas, también pueden ser un arma letal; un arma completamente destructiva. Las palabras son, desde mi punto de vista, la totalidad de la vida.  Quizá no la totalidad, pensándolo mejor, pero sí son el eje sobre el que gira nuestra vida: La comunicación. Siempre ha sido así. De una forma u otra, con palabras, gruñidos, trinos o maullidos, con aleteos, zumbidos, o con señales eléctricas u olorosas, como las plantas... la comunicación marca nuestro día a día. Si yo te digo "te quiero", lo sienta o no lo sienta de verdad, algo va a cambiar. Cambiará si tú contestas un: "gracias", un "yo a ti también te quiero", "lo siento, no te quiero", "te quiero, pero...". Cambiará si no contestas, pues el silencio también es comunicación. Cambiará, pase lo que pase. Así que sí. Hay refugio en las palabras. Hay poderío e