Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2018

Era yo la que sangraba

Confundías amor con poesía, y decías que nada era lo que parecía. Me mirabas y pedías que dejara de ser fría, que tus brazos querían compañía. Yo, dejaba el hielo a un lado, y era fuego cuando te rozaba. Abrazaba cada uno de tus sueños, mataba, cualquier cosa que pudiera hacerte daño. Fíjate, todavía conservo tu calor y, de vez en cuando, siento tus brazos cuando estoy temblando. Y te quería... claro que lo hacía. Te quería como nunca me he querido a mí. Y me dolías... porque cuando a ti te herían, era yo la que sangraba. Y ahora que no estás, las heridas siguen abiertas, y te juro que no dejo de sangrar... De sangrar huracanes de palabras, nunca dichas. Necesito puntos de sutura, que me digan de una vez, si sigues siendo mi bala perdida.

Cómo pedir perdón...

A veces no podemos hacer otra cosa que pedir perdón. Perdón por no haber estado ahí, por no haber sabido leer entre líneas. Por no haberme dado cuenta antes. Perdón por no decir "te quiero", por no abrazarte un poco más fuerte la última vez que te vi. Perdón por no ser mi mejor versión. Perdón por no reír lo suficiente, y por contestarte siempre como si ya tuvieras que saber la respuesta, como si tuvieras que saberlo todo. Perdón por no estar a la altura, por prometer cosas que sabía que no iba a poder cumplir, por añadirle siempre dos puntos a tus puntos finales. Perdón. Perdón por no haberte dejado llorar, por no quedarme para secarte las lágrimas. Perdón por huir cuando todo se pone difícil. Perdón por no darte la mano y ayudarte a cruzar todos los puentes que iban a llevarte a tu destino. Perdón por cerrarte las puertas, Por abrirte las ventanas, y dejar que la corriente refrescara tu mente. Perdón por haberte querido a