Ir al contenido principal

Abre tus ojos.

Son las 05:17 de la madrugada, lo que quiere decir que es una buena hora para meditar. Hace demasiado calor y, para variar, no puedo dormir... El título de la entrada es "abre tus ojos" porque creo que la mayoría de la población está ciega, simbólicamente.

A todos nos han educado sobre una serie de convicciones... Es decir, nos dicen "esto está bien" "eso está mal" "haz esto, haz lo otro" y nosotros, bien educados, lo hacemos. Pero es un error... Al menos, desde mi punto de vista.

¿Quién decide lo que está bien o lo que está mal? No sé, yo creo que no hay que actuar dejándonos llevar por las convicciones, sino por nuestra moral. Ella es la que decide, pero individualmente.

Por otro lado, en un aspecto algo más profundo,  y más sentimental... También estamos "ciegos". Muchas veces tenemos delante de nuestros ojos al gran amor de nuestra vida... O a la mejor familia, los mejores amigos... Y somos incapaces de verlo, simplemente porque esperábamos algo "más". Pero, ¿qué es más?

Hay personas que llenan nuestro vacío con una mirada, por eso...deberíamos empezar a mirar mejor, para así empezar a ver todo lo que hasta ahora ha permanecido oculto... Pero, para eso, deberíamos mirar con el corazón... Ya que no hay nada que se le escape, si le dejamos sentir.

Lo que quiero decir con todo esto, es que todos tenemos en nuestro interior algo que no mostramos y que, posiblemente, ni siquiera tengamos idea de lo que es, pero está. Está ahí, y alguien lo descubrirá algún día... Igual que tú verás lo que nadie más es capaz de ver.

Abre tus ojos, mírame. Abre tus ojos, mírate.

Somos dos personas, con un mismo destino. El destino de encontrar la verdad. Nuestra verdad.

Abre los ojos, lucha por ser diferente... Lucha por encontrar aquello que permanece oculto en tu interior. Y hazte la siguiente pregunta... ¿Todo lo que sé, es la verdad? ¿hay algo más que se me está escapando?

Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.