Ir al contenido principal

Siete mil millones de personas.

Quiero pedirte una cosa:

"Sal a la calle y mira a tu alrededor"

Sí, algo tan sencillo como eso. Supongo que ahora estarás pensando que para qué, que siempre ves a gente cuando sales a la calle, y que no tiene sentido que te esté pidiendo esto.

Bien... seguramente, tienes razón. Sales a la calle cada día, y ves a gente...pero... ¿realmente ves a esas personas? ¿Realmente te paras a observar cómo caminan, cómo gesticulan, cómo suspiran, cómo miran..? ¿Realmente te paras a valorar su presencia?

Los desconocidos son tan imprescindibles en nuestra vida... Parece mentira, ¿no? pero mira cualquier foto tuya, ¿no ves al fondo a algún desconocido? En la mayoría de las fotos que nos tomamos al aire libre, encontramos a otros seres posando, involuntariamente, justo en el momento en el que nosotros estamos inmortalizando un segundo.

¿No os resulta curioso, al menos?

En fin, ahora hazme caso.

Sal a la calle y dedícate a eso unos segundos. Céntrate en mirarles... hay muchas personas, ¿verdad?

Ahora quiero que te preguntes una cosa: "¿por qué llegan unas personas a tu vida y, en cambio, con otras ni siquiera llegas a compartir una mirada? ¿Por qué ellos y no otros? ¿Por qué?

Dentro de algún tiempo, no quedará nadie de las personas que has visto hoy cuando has salido a la calle. Nadie. NADIE, ni siquiera tú.

Por desgracia, no sabemos cuándo será el final de cada uno de nosotros, así que deberíamos aprovechar el día a día con las personas que nos importan...y, lo más importante, deberíamos recordarles lo mucho que significan para nosotros.

Si quieres hablar con alguien, háblale.
Si quieres a alguien, grítalo.
Si echas de menos a alguien, díselo.
Si no conoces a alguien, pero te gustaría hacerlo...hazlo.


No importa lo que el resto de personas piense...al menos yo creo que dos personas que lo han sido todo, no pueden quedarse en nada.

Joder, es que si alguna vez has estado dispuesta (o dispuesto) a darlo todo por alguien... ¿cómo dejar que esa esencia desaparezca de tu vida?

Entiendo que, según la situación, dar el primer paso sea el acto más masoca del mundo, pero no te queda mucho tiempo. Lo siento, pero es así.

Si alguien te importa, si alguien te hace feliz... ¿cómo puedes dejarle ir sin luchar por que se quede a tu lado?

Eso sí que es un acto masoca...

No te estoy diciendo que le retengas, porque si quiere irse, tendrá sus motivos... pero sí que te pido que le digas "quédate un día más", porque muchas veces es eso lo único que necesitamos para permanecer... una única razón que nos haga sentir queridos.

Nos camuflamos en la posibilidad de que, ese primer paso del que hablaba antes, lo de la otra persona pero, ¿y si es exactamente eso lo que está esperando de nosotros?

Créeme, si algo tiene que acabarse, se acabará, pero no adelantes el fin de una relación (sea del tipo que sea) sin tener las cosas claras...

No os hacéis una idea de la cantidad de relaciones que se han perdido gracias a los malentendidos.

El ser humano peca de dar por hecho la mayoría de las cosas... siempre posponemos la comunicación de sentimientos porque pensamos que la otra persona ya lo sabe, o porque creemos que no va a entendernos, que no va a sentir lo mismo, o que vamos a hacerle daño si decimos algo que no quiere escuchar. Creemos que las cosas están bien como están, y agradecemos que otros sean sinceros con nosotros... ¿podemos ser más hipócritas?

Siete mil millones de personas, siete mil millones de posibilidades de encontrar a una persona que nos haga feliz. Siete mil millones...

Arriésgate y da el primer paso...


Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.