Podría decirte que estoy en mi mejor momento, y tú te lo creerías porque fingiría que todo va bien. Reiría, reiría como ni siquiera lo hacía cuando estaba contigo, y tú te preguntarías qué es lo que me tiene así; feliz.
Podría decirte que no pienso en ti, y que cuando te veo no siento absolutamente nada. Incluso podría decirte que otros brazos han ocupado tu puesto, y me han dado el calor que he necesitado en las noches de invierno, y te lo creerías porque no estaría mintiendo.
Pero... tampoco estaría siendo sincera.
No te he olvidado, porque no he querido intentarlo; es verdad que sonrío, incluso más que antes, pero lo que no sabes, es que tú sigues siendo el verdadero motivo.
Estás, incluso cuando no estás, y llegas cuando estoy a punto de dejarte ir.
Te siento lejos, pero cierro los ojos y tu esencia me rodea.
Podría escribirte cien mil cartas explicándote lo que está diciéndome el corazón, pero no lo entenderías, porque está más escondido que nunca, y ni siquiera yo sé lo que está tratando de decirme cuando me impide sentir.
Pero no. He elegido dejarte escondido en un rincón oculto de mi mente, para que en mis peores noches, aparezcas en mitad de todas las pesadillas y me recuerdes que una vez, pudimos ser eternos. Y que lo somos, por mucho que nuestros caminos ya no vayan en la misma dirección.
Y ahora, podría decirte, y te digo, que me dueles... porque sé que sólo tengo esta vida para pasarla contigo, y que dejé escapar mi oportunidad por querer jugar con el pasado. Y duele.. porque estoy ahogándome con todas las letras que nunca más volveré a decirte. Los "te quiero" se me han clavado tan, tan, dentro que he olvidado quererme a mí, de nuevo; y he imaginado que volvías, y que podía decirte "quédate" mientras tú querías quedarte... Pero no, ya no estás, y no puedes hacer que todo vuelva la normalidad...
O mejor dicho, a la ruptura con esta normalidad que me está volviendo absurdamente cuerda.
Podría decirte que no pienso en ti, y que cuando te veo no siento absolutamente nada. Incluso podría decirte que otros brazos han ocupado tu puesto, y me han dado el calor que he necesitado en las noches de invierno, y te lo creerías porque no estaría mintiendo.
Pero... tampoco estaría siendo sincera.
No te he olvidado, porque no he querido intentarlo; es verdad que sonrío, incluso más que antes, pero lo que no sabes, es que tú sigues siendo el verdadero motivo.
Estás, incluso cuando no estás, y llegas cuando estoy a punto de dejarte ir.
Te siento lejos, pero cierro los ojos y tu esencia me rodea.
Podría escribirte cien mil cartas explicándote lo que está diciéndome el corazón, pero no lo entenderías, porque está más escondido que nunca, y ni siquiera yo sé lo que está tratando de decirme cuando me impide sentir.
Pero no. He elegido dejarte escondido en un rincón oculto de mi mente, para que en mis peores noches, aparezcas en mitad de todas las pesadillas y me recuerdes que una vez, pudimos ser eternos. Y que lo somos, por mucho que nuestros caminos ya no vayan en la misma dirección.
Y ahora, podría decirte, y te digo, que me dueles... porque sé que sólo tengo esta vida para pasarla contigo, y que dejé escapar mi oportunidad por querer jugar con el pasado. Y duele.. porque estoy ahogándome con todas las letras que nunca más volveré a decirte. Los "te quiero" se me han clavado tan, tan, dentro que he olvidado quererme a mí, de nuevo; y he imaginado que volvías, y que podía decirte "quédate" mientras tú querías quedarte... Pero no, ya no estás, y no puedes hacer que todo vuelva la normalidad...
O mejor dicho, a la ruptura con esta normalidad que me está volviendo absurdamente cuerda.
Comentarios
Publicar un comentario