Ir al contenido principal

Late. Late. Late fuerte.

Suenan las campanas a veinte metros de aquí. La cuidad está iluminada y las almas perdidas han vuelto a encontrarse con sus amigas.

Quizá nunca se vuelvan a ver, pero hoy juran jamás volver a separarse. Huelo a libro viejo, a manchas de café sobre la mesa. Cierro los ojos y siento que todo puede pasar.

Hay más vida aquí de lo que recordaba -música estrambótica rebosa por los altavoces-. Por favor, no te vuelvas a ir. 

Mira qué bien te hace el amor que este oxígeno te da. Dame la mano esta noche, volvamos a ser amanecer entre caricias.

Me voy el día uno, se dicen. Y yo pienso en ti.

¿Cuánto tiempo te queda?

Pasará, pasará nuestro momento como siempre. Pasará, pasará nuestra vida y la muerte, la muerte llegará.

Pero hasta entonces, quédate.

Contigo, conmigo y con la vida del revés.

Ojalá nos quede mucho tiempo compartido, ojalá tus ojos no dejen de mirarme. Ojalá los míos sigan encontrándote. Mi corazón te está buscando, ¿no notas mi respiración? estás lejos pero mis latidos pueden alcanzarte.

Una vez me dijiste que, o me escribías, o podría darte un infarto al recordar aquel primer contacto de tus labios con los míos.

Ahora soy yo la que te dice que a mí puede darme un infarto al sentir tu piel en mis recuerdos.

Late.
Late.
Late fuerte.

Mi corazón explota.

Quiero volverte a ver. Vivir todo lo que hemos vivido e incluso más. Vivir lo que hemos soñado y reír. Reír como niños cansados de fingir. Ser felices sin miedo a lo que ocurra después. Vivir, vivir. Vivir como nunca antes lo hemos hecho.


Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.