Ir al contenido principal
¿sabes? puede que estés luchando y no consigas resultados, puede que busques algo difícil o simplemente no estés esforzándote lo suficiente, pero te prometo que no hay nada imposible para quien tiene ilusión, para quien cree que todo puede ser posible. Está claro que vamos a tener que superar obstáculos, pasarlo mal y que muchas veces no sabremos por dónde seguir, pero siempre habrá alguien, que aunque no sepamos ver o valorar, va a estar ahí, dispuesto a echarte una mano.
Hace un año ni se me hubiera pasado por la cabeza decir que todo es posible pero he aprendido que cuando quieres algo de verdad acaba pasando, quizá no como imaginabas pero acaba pasando la mayoría de las veces.
Si tuviéramos todo lo que queremos sin luchar nada tendría valor y no serviría para nada, así que no sé vosotros pero yo prefiero caerme mil veces y aprender antes que conseguirlo a la primera y no valorarlo.
He comprobado que todo es mucho más fácil cuando crees que vas a poder, cuando ves el vaso medio lleno porque la ilusión te hace tirar con más fuerza y aunque caigas consigues levantarte, en cambio si crees que todo saldrá mal cada vez te vas hundiendo en la miseria y conforme pasan los días vas creyendo que no te queda nada por lo que luchar, que no tienes fuerzas.
Cuando yo era de las que veía el vaso medio vacío alguien me dijo que siempre estaba lleno, estaba lleno de aire y tenía razón, todo lo malo que unos ojos interpretan otros lo ven como lo mejor del mundo. Ejemplos:
 
-Un hombre se quejaba porque no tenía zapatos pero se giró y vio a un niño sin pies.
-Un sabio iba tirando lo que no le gustaba y otro iba recogiendo lo que él tiraba.

Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.