Ir al contenido principal

"El verdadero amor."

Era un viernes corriente de invierno, las calles estaban casi tan blancas como las nubes, el termómetro marcaba menos cero, aunque yo tenía la sensación de que no hacía tanto frío, quizá porque llevaba unos cuantos cafés encima.
Me dirigía al centro de la ciudad, en busca de mi cita perdida. Hacía muchos años que no veía a ese chico, hacía tanto que ni siquiera recordaba el tacto de su piel. Recuerdo que cuando me fui a la universidad, todo lo que teníamos se perdió, o al menos, eso pensaba yo.
Por mi parte al menos, hubo otras personas, pero nadie me llenaba tanto como él,  nadie me conocía tan bien, nadie se fijó en mis diferentes sonrisas, nadie consiguió hacerme tan feliz.
Bueno, entre tantos pensamientos había llegado a mi destino, y él estaba sentado ahí, en el mismo banco de siempre. La verdad es que tenía que estar congelado porque como era de esperar, solo lleva una chaqueta.
 -Anda,¡mira quién está aquí! - Dijo un poco nervioso.
 -¿Creías que me iba a perder verte congelado por mí, otra vez? - Nunca me había sentido tan segura como cuando estaba a su lado
 - ¿Y si no he venido a verte a ti? lista, que eres una lista. -Dijo, esta vez, sonriendo.
 -¿Para qué ocultar lo evidente? - Me acerqué y le besé en la mejilla. Olía tan bien que me acordé de todo en ese mismo momento, me acordé de como eran sus besos, de lo alto que me hacían llegar, me acordé de como nos peleábamos en su cama para ver quien besaba primero, también recordé  como las discusiones acababan en reconciliaciones y ese olor, ese olor siempre me había vuelto loca.
 -Se me había olvidado lo bien que me conoces... - Dijo con ese tono tan dulce que tiene. - ¿Vamos a tomar algo? , me estoy muriendo de frío.
-¡vale! , pero no vamos
porque tengas frío tú,eh. Entramos porque me apetece tomar algo. -Esta vez se lo dije con un tono chistoso.
 - Já. - Dijo mientras otra sonrisa se dibujaba en su rostro.
Fuimos caminando hasta encontrar una buena cafetería  y a pesar de que ya teníamos veintiocho años, seguíamos pareciendo unos adolescentes enamorados, me cogió el gorro y me obligó a perseguirle. Era un chico listo, se paró en una esquina y cuando quise pasar por ahí, me agarró y me besó.
 -No podía seguir esperando. No has cambiado nada.
 -¿Qué haces?, en unas horas me voy y...
 -Me iré contigo, he esperado nueve años este momento.
 -No puedes dejar tu vida aquí por venirte conmigo.
 -El problema es que mi vida está donde estés tú.
La verdad es que estas palabras me mataron de amor, sus gestos, sus caricias, tus besos, Dios, no podía decirle que no viniera.
2 -Está bien.. ¿pero no vas muy rápido?
 -Repito, he tenido nueve años para pensarlo.
Entramos a la cafetería y pedimos dos cafés con leche. Mientras esperábamos sacó algo de su bolsillo.
 -Toma. -Dijo mientras le temblaba la voz. -Es un pequeño detalle...
 - ¡Joder! - Toda la cafetería me miraba.-No puedo, no puedo aceptarlo..
 -Es el anillo de mi madre, pero no te asustes, todavía no voy a pedirte que te cases conmigo. Solo quiero pedirte que vuelvas a ser mi novia.
 -¡Ay!
Me abalancé sobre él, le abracé y me sentí la protagonista de una película de amor.
-Sabía que todavía estabas loca por mi. -Dijo entre besos.
 -Cállate. -Concluí.
No importa cuanto tiempo pase, no importa lo perdida que estés, no importa lo que tengas que sufrir, cuando algo está destinado para ti, acaba volviendo.
L.M.S

Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.