Era un frío miércoles de abril, un tal 2011, ¿recuerdas?, fuimos a Madrid con el instituto y mientras iban pasando las horas tú y yo nos acercábamos más. La verdad es que hacía ya unos cuantos años que éramos diferentes, que tus problemas eran mis problemas y tú hacías lo imposible por verme sonreír, pero ese día me enamoré de ti. Recorrimos las calles de Madrid cogidos de la mano, como dos enamorados, fuimos a ver el musical de los cuarenta y de paso, Faunia, pero no me separé ni un segundo de ti. A la vuelta, dormí por primera vez entre tus brazos, pegada a tu pecho escuchando los latidos de tu corazón, estaban acelerados, parecías nervioso.
Al día siguiente dijiste que no podías olvidar lo bien que lo habías pasado conmigo y que te gustaría ser algo más que mi amigo. Yo me moría de ganas de ser ese algo más al que te referías, pero me dio tanto miedo que perdiéramos lo poco que teníamos que no supe contestarte. Te pedí tiempo y tú me lo diste, aunque sabías de sobra que iba a ser una respuesta afirmativa.
Comenzamos a salir y recuerdo lo que te costó besarme por primera vez, era como si te diera miedo dar un paso más,como si no quisieras estropear ese sueño que estábamos cumpliendo juntos.Fuimos felices unos cuantos meses, pero todo acabó. Dejamos de hablarnos, pero volviste a enamorarme, como no, en otra excursión. Esta vez los dos teníamos a otra persona especial, pero lo nuestro seguía siendo mucho más fuerte. Recuerdo como nos escondimos mientras todos seguían visitando los diferentes monumentos, aunque pensándolo bien, nosotros visitamos nuestros labios, que para mí, son los monumentos más bonitos que existen. Lo intentamos tres veces más, pero todo fue un desastre, hubo mentiras, cuernos, dolor, hubo rabia, indiferencia, también hubo un caos en mi vida que lo trasladé a nosotros, así que decidimos deshacernos de ataduras y probar a dejarnos llevar, pero esa vez, me fallaste más de lo que imaginaba. Pasaron los meses y te perdoné, y mientras todos gritaban por la película que estaban viendo, (Era halloween, por eso gritaban.)nosotros decidimos añadir otro capítulo más a nuestra historia y aquí seguimos, quince meses después, enamorados, como en aquel viaje a Madrid. Aprendimos que hay cosas por las que merece la pena esperar, luchar, por las que merece la pena pasar noches en vela, por las que no puedes darte por vencida. Nos dimos cuenta también, de que no podemos ignorar a la persona que nos hacen sentir cien mil cosas a la vez, porque sería un puto suicidio. Nos dimos cuenta de que por ahora, no podemos ser el uno sin el otro y que nos queremos por encima de cualquier cosa.
Comentarios
Publicar un comentario