¿Para qué levantar si vamos a volver a caer? ¿Para qué respirar si al final, vamos a morir? ¿Para qué vamos a intentarlo si no va a servir para nada?
Estas preguntas solía hacérmelas todos los días, pero no encontraba respuestas. Me ha costado noches y noches caer en una solución que no fuera ridícula. Pero como siempre, yo resuelvo con otra pregunta ¿Por qué estamos vivos nosotros? Creo que no nacemos al azar, que todos nuestros defectos y nuestra virtudes, que todos los golpes que nos damos, que todas las alegrías, las penas, están premeditadas. ¿Por quién? No lo sé, pero si estamos ¿Por qué no hacemos algo de provecho? Si no fuéramos tan egoístas, lo haríamos por los que todavía tienen que nacer, por facilitarles la vida, para que no tengan que pasar por lo mismo que hemos pasado nosotros.
Quizá es una estupidez, pero fijaos, todos tenemos algo que no tiene el resto de la gente, algo que nos hace diferente, y si todos usáramos las virtudes y aprendiéramos de los defectos, puede que tuviéramos el mundo que nos merecemos.
Comentarios
Publicar un comentario