Ir al contenido principal

Tortillo como inspiración.

Hace unas pocas semanas "conocí", y lo pongo entre comillas porque llevaba mucho tiempo a su lado y no tenía ni idea de lo gran persona que era, a un chico del cual estoy muy orgullosa. En la otra entrada he hablado de "vías de escape" y bueno, él tiene una particular forma de evadirse del mundo a la vez que hace que nosotros nos metamos en el suyo y en el de Tortillo. 
Quedaos con este nombre porque algún día estará escrito por todos lados. 
Este chico, Alberto, dibuja en sus agendas del instituto un cómic que habla de un huevo al que decidió ponerle ese nombre y bueno, yo me las vi todas seguidas y la verdad es que me transmitió muchas cosas.
Conforme iba pasando las hojas, la madurez de mi amigo quedaba reflejada en el papel y cada vez era mayor, igual que la calidad de sus obras.
Dicen que el arte no tiene que ser bonito si transmite cosas, pero ¿Sabes qué? Tu arte transmite y a la vez, es precioso.
Contigo he aprendido el valor de las sonrisas, el valor que tiene la sucesión del tiempo, porque en el momento menos pensado puede cruzarse alguien en tu vida y cambiarte totalmente los esquemas, como tú has hecho conmigo. Haces de mis días grises, días totalmente alegres y no lo cambiaría por nada del mundo.
Quería que supieras que ser diferentes es lo que hace a las personas únicas, y tú eres diferente, en el buen sentido, claro. 
Espero que me prometas que nunca vas a dejar de dibujar a Tortillo, porque juntos podéis ser eternos y ya que estamos, también que vas a hacer aquello que siempre has deseado. 
Que nadie, ni nada, te quite esa sonrisa, porque vale más de lo que crees.

psdt: eres increíble.

Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.