Ir al contenido principal

La vida es resistir.

Hace un rato he estado leyendo un artículo sobre Gandhi, "El alma grande" y decía en sus propias palabras: "Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado." También he leído un artículo sobre las bombas atómicas... y pienso que si hemos sido capaces de crear algo que puede destruir nuestro planeta, creo que también podemos con algo que le alargue la vida.

El cambio climático está destrozando todo lo que a nuestros antepasados les había costado tanto tiempo mantener, ¿Por qué no hacemos algo por cuidar el medio ambiente?
La verdad es que yo creo que la vida es resistir... es poner la otra mejilla, y sin rechistar, seguir luchando... porque a pesar de todo, yo sigo creyendo en la bondad. Y sé que si luchamos por un mundo mejor, éste nos contestará con lo  mismo. Con una mejor vida.


No sé cómo y no sé dónde... Pero sé que la paz existe en algún rincón. Quizá tenga que dejarme guiar por la teoría de las cuerdas, y creer en otras líneas temporales... Pero sé que en algún lugar, está reinando la paz. Y sé que, ese mundo, es maravilloso.
Aquí, en este momento, tenemos un montón de frentes abiertos.. De guerras, de luchas, de dolor. ¿Por qué no podemos hacer algo por acabar con ello? Quizá el problema es que hay muchos intereses individuales, y ninguno en común.


Pero os voy a decir una cosa... El mundo es de cada uno de nosotros, y si la gran  mayoría lo está destrozando, se acabará para todos. TODOS. Sin excepciones. ¿Queréis eso? ¿Queréis dejar un mundo destrozado para vuestros hijos? Quizá vuestros nietos, o vuestros bisnietos ya no puedan salir a la calle y respirar profundo... Porque su organismo se contaminará.


Pon de tu parte, ayuda a que reine la paz, la esperanza... y no dejes que todo esto arruine la vida...
Entiendo que, una lucha individual, es un acto masoquista... Por eso tenemos que luchar individualmente dentro de una colectividad.


Juntos podemos resistir mejor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.