Ir al contenido principal

9.001,63 km

¿Sabes? te echo de menos.
Sé que te lo digo todos los días que hablo contigo, pero hoy, especialmente, te echo muchísimo de menos.
Cuando me dijiste que te ibas a vivir a Ecuador, no me lo creí. Inconscientemente, quería pensar que era otra de tus bromas sin sentido, y que no me dejarías aquí, sola. Pero ibas en serio, tan en serio, que ya han pasado más de tres meses desde que te fuiste...
Necesito pasar otra de nuestras tardes tumbada debajo de un tobogán, subida encima de un columpio, riendo como cuando éramos niñas... Necesito volver a sentirme como me sentía cuando tú estabas a mi lado... y es que, desde que tú no estás, mi vida ha cambiado un montón.
Joder, Mishell, vuelve.
Vuelve, y vamos a ser las que solíamos a ser. Vamos a ser esas dos mejores amigas que se pasaban las tardes hablando sobre la muerte mientras nos escondíamos de la vida.
Vuelve,, y vamos a ser las que solíamos ser. Vamos a reír cuando queramos llorar, vamos a bailar, cuando las penas quieran pisarnos los pies.
Vuelve, abrázame.
Esta tarde he leído una postal de Navidad que me enviaste en primero de la E.S.O, en la que me dijiste: "Estas navidades no voy a pedir ningún regalo, porque tú eres mi mejor regalo. Tengo suerte de tener una amistad como la tuya." Si te soy sincera, en aquel momento, no valoré tus palabras. Creí que lo decías porque era una bonita frase, pero no porque lo sintieras. Pero ahora sé que me equivoqué... porque después de ese momento, hemos pasado cien mil momentos juntas... hemos caído, nos hemos levantado... nos hemos hecho felices, y nos hemos destrozado mutuamente. Pero, ¿Sabes? con nadie más he vivido todo lo que he vivido contigo.
Con nadie más tengo un lugar al que ir cuando necesito hablar sobre el amor mientras escuchamos a Alex Ubago, con nadie más me he escondido debajo de las sábanas mientras veíamos películas de terror.
Tampoco he reído tanto con nadie, porque tú tenías la extraña manía de arrancarme una sonrisa en mis peores momentos, y eso te hacía especial. Cuando tú eras la que más motivos tenías para estar destrozada, te convertías en París, por fuera, mientras eras como Roma, por dentro, y así, nos hacías felices a todos.
Hace un par de días me dijiste que no ibas a volver, al menos en unos años, y te juro que me dolió como hacía tiempo que no me dolía nada... porque yo te necesito, ¿sabes? necesito que vengas a casa cuando sepas que necesito un abrazo, o que me acompañes a los sitios a los que sabes que no puedo ir sola, necesito que llores conmigo cuando no puedas más, y que me saques a bailar cuando necesites ser feliz. Quiero volver a verte, porque me da miedo que la distancia haga con nosotras como hace con el resto del mundo...
Necesito verte. Te necesito.
Cuando te fuiste, te dije que miraras a la luna, porque a ella vamos a seguir compartiéndola, y que pensaras en mí si me necesitabas, ¿te acuerdas? bien, pues yo ahora, estoy viéndola y te siento un poquito más cerca... pero no es suficiente...
¡¡Te echo muchísimo de menos, Mishell!!
Pero no olvides, que pase lo que pase, siempre seremos aquellas dos "mellizas" que nacieron para conocerse, y para ser amigas...
te quiero muchísimo.
Siempre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.