Nunca creí que llegaría el momento en el que tuviese que decirte adiós. Nunca pensé que llegaría un punto en el que lo mejor fuese hacerme a un lado.
Nunca llegué a entender que, a veces, hay que dejar ir a lo que más quieres si, sin ti, va a ser más feliz.
Nunca, jamás, me había sentido tan rota al pensar en la posibilidad de haber tenido un adiós mucho antes de que haya llegado la despedida.
Dicen que lo que no mata, te hace crecer. Dicen que todo sirve para algo. Pero, ¿para qué sirve todo el dolor que siento dentro de mí? ¿para qué siente querer quererte y no poder hacer que me quieras? ¿Para qué?
Rota... rota como aquellos trozos de cristal en el que, una vez, nos enamoramos al vernos abrazados en el reflejo. Rota... rota, tan rota como se nos quedaba la voz después de gritarnos una noche lo muy felices que éramos juntos.
No puedo evitar teorizar acerca de la idea del amor, ya que yo creía que lo conocía.
Supongo que, ahora, entiendo que las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana. Que un día, todos los sentimientos pueden desvanecerse. Pueden desaparecer, al igual que las ganas de seguir intentándolo.
Sé que, en otro momento, estaría luchando por seguir creciendo a tu lado, e incluso querría que tú me dijeses: "quédate" "no te vayas, te echo de menos." Te puedo prometer que hace unos meses hubiese cambiado el eje de la Tierra para conocerte desde todos los ángulos posibles. Para poder conocer todas tus caras, para que el hemisferio norte estuviese en tu mirada, y el sur cerca de mí. Porque dicen, que a veces hay que ir hacia el sur para encontrar el norte... así que imagínate; por muchas idas y venidas que hubiésemos tenido, siempre habríamos sido parte de lo mismo.
Hace unos meses, te hubiese dicho que no buscases algo igual a ti; que teniéndome a mí, ibas a encontrar el equilibrio. Que los polos opuestos son mucho más interesantes porque pueden aportarse todo tipo de cosas. E incluso dos polos opuestos pueden convertirse en uno; pues sé de sobras que tú me complementabas. Porque, ¿sabes? el amor no consiste en completar; no somos medias naranjas... somos naranjas enteras. Y, por mucho que nos empeñemos en buscar a alguien que nos complete; no vamos a encontrarlo. Debemos encontrar a alguien que, con sus diferencias, aprenda a enamorarse de nosotros cada día. Alguien que nos aporte cosas nuevas y que amplíe nuestra visión. Alguien distinto.
Alguien mejor. Alguien con la suficiente ambición como parar querer hacernos felices, cueste lo que cueste, pero también con la suficiente precaución para nunca hacernos daño.
Pero ahora, ahora no puedo decirte nada de eso, porque no siento absolutamente ninguna de las palabras. Ahora, solo puedo pensar que ninguno de los dos tiene la suficiente fuerza como para querer estar al lado de la otra persona. Para permanecer, a pesar de todo. Como para intentar querer... Ahora, ninguno de los dos quieren continuar con una historia que nos ha cambiado la vida, para siempre. Ahora, ninguno de los dos es quien solía ser, y es ahí donde sé que hay heridas que ya no pueden curarse, por mucho que intentemos desinfectarlas... Ahora, por fin, he aprendido que hay rotos que no pueden coserse.. No hasta que entendamos que amar es cosa de dos; y que cuando uno no puede más, el otro debe darle motivos para que quiera quedarse.
Porque el amor es como una gran metáfora del "Tira y afloja"...al fin y al cabo, cuando uno afloja, el otro debe tirar hasta que ambos estén, de nuevo, en las mismas condiciones... ¿no?
Nunca llegué a entender que, a veces, hay que dejar ir a lo que más quieres si, sin ti, va a ser más feliz.
Nunca, jamás, me había sentido tan rota al pensar en la posibilidad de haber tenido un adiós mucho antes de que haya llegado la despedida.
Dicen que lo que no mata, te hace crecer. Dicen que todo sirve para algo. Pero, ¿para qué sirve todo el dolor que siento dentro de mí? ¿para qué siente querer quererte y no poder hacer que me quieras? ¿Para qué?
Rota... rota como aquellos trozos de cristal en el que, una vez, nos enamoramos al vernos abrazados en el reflejo. Rota... rota, tan rota como se nos quedaba la voz después de gritarnos una noche lo muy felices que éramos juntos.
No puedo evitar teorizar acerca de la idea del amor, ya que yo creía que lo conocía.
Supongo que, ahora, entiendo que las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana. Que un día, todos los sentimientos pueden desvanecerse. Pueden desaparecer, al igual que las ganas de seguir intentándolo.
Sé que, en otro momento, estaría luchando por seguir creciendo a tu lado, e incluso querría que tú me dijeses: "quédate" "no te vayas, te echo de menos." Te puedo prometer que hace unos meses hubiese cambiado el eje de la Tierra para conocerte desde todos los ángulos posibles. Para poder conocer todas tus caras, para que el hemisferio norte estuviese en tu mirada, y el sur cerca de mí. Porque dicen, que a veces hay que ir hacia el sur para encontrar el norte... así que imagínate; por muchas idas y venidas que hubiésemos tenido, siempre habríamos sido parte de lo mismo.
Hace unos meses, te hubiese dicho que no buscases algo igual a ti; que teniéndome a mí, ibas a encontrar el equilibrio. Que los polos opuestos son mucho más interesantes porque pueden aportarse todo tipo de cosas. E incluso dos polos opuestos pueden convertirse en uno; pues sé de sobras que tú me complementabas. Porque, ¿sabes? el amor no consiste en completar; no somos medias naranjas... somos naranjas enteras. Y, por mucho que nos empeñemos en buscar a alguien que nos complete; no vamos a encontrarlo. Debemos encontrar a alguien que, con sus diferencias, aprenda a enamorarse de nosotros cada día. Alguien que nos aporte cosas nuevas y que amplíe nuestra visión. Alguien distinto.
Alguien mejor. Alguien con la suficiente ambición como parar querer hacernos felices, cueste lo que cueste, pero también con la suficiente precaución para nunca hacernos daño.
Pero ahora, ahora no puedo decirte nada de eso, porque no siento absolutamente ninguna de las palabras. Ahora, solo puedo pensar que ninguno de los dos tiene la suficiente fuerza como para querer estar al lado de la otra persona. Para permanecer, a pesar de todo. Como para intentar querer... Ahora, ninguno de los dos quieren continuar con una historia que nos ha cambiado la vida, para siempre. Ahora, ninguno de los dos es quien solía ser, y es ahí donde sé que hay heridas que ya no pueden curarse, por mucho que intentemos desinfectarlas... Ahora, por fin, he aprendido que hay rotos que no pueden coserse.. No hasta que entendamos que amar es cosa de dos; y que cuando uno no puede más, el otro debe darle motivos para que quiera quedarse.
Porque el amor es como una gran metáfora del "Tira y afloja"...al fin y al cabo, cuando uno afloja, el otro debe tirar hasta que ambos estén, de nuevo, en las mismas condiciones... ¿no?
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