Hoy he soñado que volvía al instituto y que en una excursión a un lugar muy cercano descubría rincones que hasta ahora habían pasado desapercibidos para mí.
He visto a personas que hacía siglos que no veía, y me he visto reflejada en el agua de un charco.
He cruzado miradas con los ojos llenos de lágrimas. Estaba feliz.
Me he reído a carcajadas.
Y cuando he abierto los ojos me he descubierto entre sonrisas. Qué curioso. Como en los sueños podemos vivir nuevas vidas, ¿verdad? Hablar con aquellas personas que ya no están o que simplemente ya no forman parte de nuestra vida. Besar a ese gran amor que nunca hemos tenido. Hablar con quien jamás nos hemos cruzado. Ser la mejor amiga de un actor de Hollywood, la enemiga de a quien hoy llamas amiga. Ver nuevas probabilidades y arriesgarse. Total, en los sueños nunca puedes morir. Lo peor que puede pasar es que te despiertes justo cuando estás a punto de alcanzar la felicidad.
Así que, de cierta manera, hoy he vuelto al pasado. Un pasado que nunca ha existido pero que lo he sentido tan real como si lo hubiera vivido siendo absolutamente consciente.
Y ahora, mientras escribo sobre él, he elegido la banda sonora perfecta para mi vida. Lifehouse es quien se encarga de musicalizar mis escenas.
Al menos, las que llevo hasta ahora.
Comentarios
Publicar un comentario