Ir al contenido principal

¿Confianza vs Libertad?

Era verano cuando me pediste que confiara en ti. ¿Te acuerdas? Me dijiste, exactamente, estas palabras: "Yo no soy como el resto. Yo no voy a fallarte." Y yo, asentí, queriéndote dar un voto de confianza al mismo tiempo que sentía que me fallarías algún día.

¿Sabes? Me daba pánico darte mi vida con la condición de que tú nunca me lastimarías, pero bueno. Siempre he creído que la confianza es la única base que sustenta cualquier tipo de relación. Sin ella, no queda nada por lo que luchar.
Por otro lado, todo el mundo se marcha. Nadie, vive para quedarse porque, simplemente, estamos aquí de paso. Como dice una amiga mía: "La libertad es un camino que se vive el soledad." Pero si es verdad, ¿De  qué sirve la confianza? ¿Podemos condicionar a alguien a perder su libertad? O ¿La confianza y la libertad pueden complementarse?

Confiar, significa creer (según mi punto de vista) Y libertad, significa creer que puedes hacer algo, y encontrar el modo de hacerlo (También es mi opinión). Por ejemplo; si un pájaro nace enjaulado, cree. Confía en que vive libremente... porque no conoce el mundo exterior. No conoce nada más. Por lo tanto, no podemos aspirar a la confianza, si antes, no comprobamos que somos totalmente libres para tomar decisiones.

Así que, sacando todas estas conclusiones, puedo decirte que confío en ti. Hoy, Ahora. Y confiaré mañana si me das razones para hacerlo... porque en eso consiste la vida. En tomarse cada día como una nueva vida diferente. 

Hoy, soy libre. Soy libre para tomar decisiones... Pero no soy libre del todo para vivir... Por eso no puedo prometerte que confiaré eternamente; porque aunque yo decida hacerlo, no sé si habrá algo que me impida confiar al siguiente segundo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.