Era verano cuando me pediste que confiara en ti. ¿Te acuerdas? Me dijiste, exactamente, estas palabras: "Yo no soy como el resto. Yo no voy a fallarte." Y yo, asentí, queriéndote dar un voto de confianza al mismo tiempo que sentía que me fallarías algún día.
¿Sabes? Me daba pánico darte mi vida con la condición de que tú nunca me lastimarías, pero bueno. Siempre he creído que la confianza es la única base que sustenta cualquier tipo de relación. Sin ella, no queda nada por lo que luchar.
Por otro lado, todo el mundo se marcha. Nadie, vive para quedarse porque, simplemente, estamos aquí de paso. Como dice una amiga mía: "La libertad es un camino que se vive el soledad." Pero si es verdad, ¿De qué sirve la confianza? ¿Podemos condicionar a alguien a perder su libertad? O ¿La confianza y la libertad pueden complementarse?
Confiar, significa creer (según mi punto de vista) Y libertad, significa creer que puedes hacer algo, y encontrar el modo de hacerlo (También es mi opinión). Por ejemplo; si un pájaro nace enjaulado, cree. Confía en que vive libremente... porque no conoce el mundo exterior. No conoce nada más. Por lo tanto, no podemos aspirar a la confianza, si antes, no comprobamos que somos totalmente libres para tomar decisiones.
Así que, sacando todas estas conclusiones, puedo decirte que confío en ti. Hoy, Ahora. Y confiaré mañana si me das razones para hacerlo... porque en eso consiste la vida. En tomarse cada día como una nueva vida diferente.
Hoy, soy libre. Soy libre para tomar decisiones... Pero no soy libre del todo para vivir... Por eso no puedo prometerte que confiaré eternamente; porque aunque yo decida hacerlo, no sé si habrá algo que me impida confiar al siguiente segundo.
Comentarios
Publicar un comentario