<<Nunca fuimos novios, pero ¡Cómo nos amábamos!>>
Aquella estúpida oración, fue el legado de su tragedia. Nunca superó admitir aquellas palabras. De hecho, le dejaron como firma, un dolor incomparable en el corazón.
Todavía recuerdo el día en el que me lo contó. Ella llegó a mi casa con las mejillas empapadas por sus lágrimas, y con el pecho entre sus manos, me dijo: "¿por qué me está latiendo el corazón, si yo ya estoy muerta?
La verdad es que no supe qué contestarle. Nunca en la vida había visto tanto dolor. Le miré a los ojos y vi que estaban rotos, desgarrados por aquel infierno que le había tocado vivir. Los tenía casi tan rojos como su camisa, y las pupilas parecían ya estar algo desgastadas.
-¿Qué ha pasado? -le dije al fin.
-Ha muerto.
-¡¿Qué?! -me sorprendí porque no tenía ni idea de quién era el fallecido-. ¿Quién ha muerto?
-...
Suspiró. Así que le tendí una caja de pañuelos, y le preparé una tila bien caliente, porque aquella conversación iba a ser eterna.
-Nunca fuimos novios, pero ¡cómo nos amábamos!
-¡¿Pero de quién estás hablando?!
Nunca me había contado nada, aunque claro, no era de extrañar. Hacía muchos años que habíamos dejado de hablarnos.
-Nicolás.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Me la acabas de hacer -intentó sonreír disimuladamente.
-¿Cuál ha sido la tragedia?
Hizo una mueca, parecía no entenderme.
-¿Tu tragedia es que Nicolás haya muerto, o que estabais enamorados y nunca tuvisteis valor suficiente para decirlo?
Abrió los ojos de par en par.
-Creo que...
Se desplomó. No pudo acabar lo que quería decir, pero no hacía falta. Amalia siempre ha sido de la clase de personas que esperaba, por orgullo, que la otra persona le dijera lo que sentía. Pero aquella noche, entendió que, a veces, no hay tiempo para más.
Ella jamás levantó cabeza, incluso llegó a quitarse la vida cuando comprendió que ya nunca podría salir a flote. Aquella chica, perdió al amor de su vida mucho antes de que muriera, y eso, le consumía a diario. Pero tú, todavía estás a tiempo. Nunca, jamás, dejes de decir "te quiero", porque lo peor que puede pasar es que recibas un "yo no". En cambio, si nunca lo dices... puedes perder mucho más. Puedes perder la única oportunidad que tienes para ser feliz.
Aquella estúpida oración, fue el legado de su tragedia. Nunca superó admitir aquellas palabras. De hecho, le dejaron como firma, un dolor incomparable en el corazón.
Todavía recuerdo el día en el que me lo contó. Ella llegó a mi casa con las mejillas empapadas por sus lágrimas, y con el pecho entre sus manos, me dijo: "¿por qué me está latiendo el corazón, si yo ya estoy muerta?
La verdad es que no supe qué contestarle. Nunca en la vida había visto tanto dolor. Le miré a los ojos y vi que estaban rotos, desgarrados por aquel infierno que le había tocado vivir. Los tenía casi tan rojos como su camisa, y las pupilas parecían ya estar algo desgastadas.
-¿Qué ha pasado? -le dije al fin.
-Ha muerto.
-¡¿Qué?! -me sorprendí porque no tenía ni idea de quién era el fallecido-. ¿Quién ha muerto?
-...
Suspiró. Así que le tendí una caja de pañuelos, y le preparé una tila bien caliente, porque aquella conversación iba a ser eterna.
-Nunca fuimos novios, pero ¡cómo nos amábamos!
-¡¿Pero de quién estás hablando?!
Nunca me había contado nada, aunque claro, no era de extrañar. Hacía muchos años que habíamos dejado de hablarnos.
-Nicolás.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Me la acabas de hacer -intentó sonreír disimuladamente.
-¿Cuál ha sido la tragedia?
Hizo una mueca, parecía no entenderme.
-¿Tu tragedia es que Nicolás haya muerto, o que estabais enamorados y nunca tuvisteis valor suficiente para decirlo?
Abrió los ojos de par en par.
-Creo que...
Se desplomó. No pudo acabar lo que quería decir, pero no hacía falta. Amalia siempre ha sido de la clase de personas que esperaba, por orgullo, que la otra persona le dijera lo que sentía. Pero aquella noche, entendió que, a veces, no hay tiempo para más.
Ella jamás levantó cabeza, incluso llegó a quitarse la vida cuando comprendió que ya nunca podría salir a flote. Aquella chica, perdió al amor de su vida mucho antes de que muriera, y eso, le consumía a diario. Pero tú, todavía estás a tiempo. Nunca, jamás, dejes de decir "te quiero", porque lo peor que puede pasar es que recibas un "yo no". En cambio, si nunca lo dices... puedes perder mucho más. Puedes perder la única oportunidad que tienes para ser feliz.
VALLA CIERTO ES QUE ESPERAR TANTO HABER SI EL OTRO O LA OTRA DA EL PASO PRIMERO,
ResponderEliminarYA VES ES TRISTE.
PERO ES HERMOSO TU ESCRITO SALUDOS .
Deberíamos valorar las cosas antes de perderlas.
EliminarMuchas gracias.
Saludos