Ir al contenido principal

Sin saber cómo, me enamoré de ti.

Todavía recuerdo aquella noche...
No podía dormir, y salí a pasear. Quién me hubiera dicho que tú cabeza te ordenaría justo lo mismo que la mía.
Cuando salí de casa, no sabía por dónde ir. Izquierda, derecha... <<Qué más da>> pensé. Al fin y al cabo, siempre han dicho que todos los caminos llevan a Roma... o al amor, ¿no? así que me decidí por la izquierda... quizá porque era la Luna la que estaba a ese lado, y a cada paso que daba, me sentía un poco más cerca de ella.

No sé cuánto tiempo pasó, pero recuerdo que vi todo tipo de estrellas aquella noche. Algunas brillaban más que otras... y fue tan mágica aquella sensación, que decidí tumbarme en uno de los campos que había a mí alrededor... ¡Qué hermoso era todo!
Pude ver la Osa Mayor, Escorpio.... e incluso, con mucha imaginación, pude ver a Virgo... mi signo del Zodiaco.
Me maravillé tanto que encendí el móvil para poder iluminar mi libreta y poder escribir unas cuantas letras sobre todas aquellas constelaciones.
Comencé.
           
          "Hoy, estoy observando el cielo porque necesito sentir un poco más cerca a todas aquellas personas que ya no están aquí, a mi lado. En la Tierra, en el Mundo que yo conozco. Siempre me ha gustado sentir que cuando alguien se muere, pasa a formar parte de una Estrella... y yo me pregunto,  ¿dónde estáis vosotros? ¿Sois aquellas que brillan tanto al sur de donde estoy situada, o sois las del norte...? La verdad es que no sé si estoy alucinando, o si realmente, cuando una persona muere, se convierte en Estrella. No sé nada de lo que ocurre después de esta vida, solo sé lo que ocurre aquí (y ni siquiera estoy segura de saberlo...) Pero de lo que estoy segura es de que seguís aquí conmigo..."

Y, de repente, una voz me interrumpió.

-Y siempre estarán a tu lado si no dejas de recordarlos.
-¡Ahh! -grité del susto que me dio aquel chico-. ¿Me has estado espiando?
-Yo no lo llamaría así... no podía dormir, y he decidido venir a caminar. Entonces, He oído tu voz, y ante el asombro de pensar que alguien compartía mis gustos, he decidido acercarme...
Me seguía dando miedo, pero me pareció una buena persona.
-Bueno, gracias por estropearme la reflexión -bromeé.
-Lo siento, no era esa mi inten...
-Era broma -le corté-. No te preocupes, era justo eso lo que iba a poner... así que gracias por colaborar -intenté guiñarle un ojo.
-En ese caso, me alegro mucho.

Parecía tan educado... ¡Y cuánto tiempo hacía que no veía a alguien así!

-¿Quieres tumbarte? -le ofrecí-. Estaba viendo las estrellas.
-Por supuesto.

Y así, de la nada, llegó una persona que parecía interesarse por las mismas cosas que me interesaba yo... Pasamos la noche tumbados, el uno al lado del otro, y contándonos cosas sobre nuestra vida.
Él ya sabía por qué había salido a caminar, pero yo no tenía ni idea. No quería presionarle, pero la curiosidad me estaba atormentando por dentro.

-¿Por qué no podías dormir? -indagué.
-Porque había demasiada oscuridad con la luz encendida.

Cuando me contestó con esas palabras, me enamoré.

-Entonces, has querido venir a buscar un poco de luz en medio de toda la oscuridad...
-Exacto.

Ambos nos sonreímos... Aquella noche, comenzó siendo una de las peores de toda mi vida... y sin saber cómo, apareció él... y la convirtió en la mejor de todas las noches posibles.

Comentarios

Entradas populares de este blog

y tú tampoco estás.

 Normalmente esto lo hubiera escrito de puño y letra y nunca hubiera visto la luz, pero estaba con el ordenador encendido y las ganas de escribirte me han podido. No he querido levantarme, prender la luz, perder el tiempo... Necesitaba decirte que lo siento, que estoy ardiendo por dentro de la pena que siento. Siento haber estado tan cansada algunas veces como para no sonreírte un poco más, como para no pasar a verte, como para no abrazarte con más fuerza. Siento haber estado triste algunas veces; enfadada otras. No contigo, no por ti, con la vida. Siento no haber sido siempre justa, no haberte tratado como tu alma se merecía.  Lo siento. Siento no haberte visto una última vez, no haberte dicho una vez más lo mucho que te quiero. Siento no haber llegado a ser la mujer que esperabas que fuera. Siento que no hayas conocido a esa bebé de la que siempre hablábamos. Te quiero. Siento no haberte escrito más poesías, no haber terminado antes mi libro; no haberte regalado esa segunda parte que

A corazón abierto

 El otro día tuvimos una conversación a corazón abierto -con nadie puedo, más que contigo-. Eso fue lo que me dijiste y yo callé un -me pasa lo mismo. Contigo desnudo mi alma sin pensármelo dos veces-. Pero para qué decírtelo, si cada vez que nos miramos nos vemos por dentro; si cada vez que nos abrazamos volvemos nuestros cuerpos eternidad hasta que el mundo real nos vuelve a avisar. Cada vez que tú me hablas, cada vez que te abres conmigo, siento ganas de ponerme a escribir. Quizá sea porque así fue nuestro comienzo, entre letras. Quizá sea porque quiero eternizar también tu alma, tus emociones, el amor que siento por ti. Quizá sean muchas cosas las que me tengan ahora aquí, entre el humo del incienso, sintiéndote, aunque no estés. Nos debemos unas cuantas estrellas, una noche en la que los recuerdos del pasado se vuelvan presente. Una noche donde solo estemos tú y yo. Somos dos almas que se encuentran a menudo y cuando eso pasa, nos amamos como se aman los artistas;  creando, sintié

agua salada en mi habitación.

 Me siento en la orilla del mar y, aunque son mis sábanas las que acarician mis piernas, siento cómo el agua salada roza mi piel. Solo veo esta oscura habitación y, sin embargo, al cerrar los ojos puedo ver un hermoso atardecer. Las nubes se tiñen de fuego y el agua refleja las brasas que calientan mi alma. Escucho a Lauren Renon, "Me and the Neon" y quiero creer que esa melodía que resuena en mi mente, no es otra que la de las olas golpeando con unas rocas que acabo de inventar. Qué bonita es la imaginación, ¿verdad? Que puede hacernos vivir lo que vimos y, al mismo tiempo, vivir aquello que nos gustaría estar viviendo.