El dolor, por definición, es ausencia de bienestar.
Cuando nos pegamos un golpe, nos duele. Cuando nos caemos,
nos duele. Cuando nos enamoramos, y nos fallan, nos duele. Cuando nos
decepcionamos, nos duele. Cuando nos mienten, nos duele. Cuando alguien muere,
nos duele. Cuando nos utilizan, nos duele. Cuando nos fallamos a nosotros
mismos, nos duele. Cuando nos rompen el corazón, nos duele. Cuando perdemos a
alguna persona, nos duele. Cuando no sabemos quiénes somos, nos duele. Cuando
no sabemos nada, nos duele. Cuando no conseguimos nuestros sueños, nos duele.
Cuando no podemos más, nos duele. Cuando no sabemos qué hacer, nos duele.
Cuando no encontramos lo que queremos, nos duele. Podría seguir así
eternamente, pero no. Creo que he dejado claro el mensaje: todo duele.
El dolor está en todas partes, así que te aconsejo que
cuando sea la felicidad la que ronde tu vida, no la dejes ir. No pienses en lo
que pasará dentro de unos meses, dentro de unos días… no pienses en eso. Piensa
en lo que tienes… porque cada segundo que pases pensando en las posibilidades
de tu vida, es un segundo de felicidad que estás perdiendo.
Yo sé que hay cosas que parecen imposibles de superar. Quizá
es porque el dolor cala en lo más profundo de nuestra alma. Aunque bueno, ni
siquiera sé si eso existe.
Ahora mismo, solo puedo decir, que el dolor nunca
desaparece. Solo podemos dejarlo a un lado, ignorarlo. Podemos darle menos
importancia que a la felicidad, y así sentir que todo va bien. Pero todos
tenemos algo que puede destrozarnos. Todos tenemos un punto débil que nos puede
romper los esquemas… por esto te digo:
No tengas miedo a sufrir. No tengas miedo a pasarlo mal
porque de todo el dolor, podemos sacar algo bueno.
Vive. Vive ahora, porque cuando pase un segundo, tendrás un
segundo menos que vivir.
Comentarios
Publicar un comentario