Vamos avanzando a pasos pequeños, como podría avanzar un tren en mitad de una ventisca.
Es mejor ir despacio, con pasos más seguros, que correr sin saber muy bien hacia dónde quieres ir.
Es como quien emprende una expedición en la que debe surcar los siete mares, cuando aquello que andaba buscando estaba a tan solo tres pasos de distancia.
Tú y yo somos como un par de piratas naufragando en una isla desierta.
No sabemos cuánto tiempo estaremos varados, pero mientras tanto... somos un amor eterno, un amor tan nuestro que asustaría al mismísimo William Kidd.
Comentarios
Publicar un comentario