Un poeta me dijo una vez:
Tú... besa. Besa y crea poesía después. Besa con los ojos cerrados, siente con los ojos cerrados, y escribe sobre el beso, no sobre el ser que te besa.
Después, si hay algo más que un simple beso; si despierta en ti otras cosas, entonces sí.
Entonces mírale, contémplale, y escribe también sobre sus labios, sobre sus ojos, sobre su cuerpo.
Pero primero besa... besa como si no vieras más allá de ese beso. No te pongas límites. Las barreras ahogan. Déjate sentir; déjate ser libre.
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