Me enamoré perdidamente de ti cuando te hice protagonista de mis historias.
Te creé, sin darme cuenta, a mi antojo: te inventé.
Hoy te miro y no hay vuelta atrás.
Me enamoré de la mentira que tú mismo te creíste...
y no hay amor que dure si no hay a quién amar.
Comentarios
Publicar un comentario